sábado, 30 de mayo de 2015
De puro caballero que soy
No hubo caso. Me dijo que ya la había contratado. Traté de subirme a la
cabina, pero la encontré tan asquerosa, que preferí viajar en la parte
de atrás. Y esa fue mi perdición. Apenas partió la porquería de
camioneta, me empezaron a llegar gases tóxicos de toda clase. ¡Y yo que
había ido a Chiloé para purificar mis pulmones! ¡No hay derecho!” ¿Qué
le sucede al papá de Xi? Le gusta tanto escuchar los relatos de don
Abelardo que acepta viajar en su destartalada camioneta que se avería en
el recorrido. Al parecer, sus historias son muy entretenidas.
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