lunes, 1 de junio de 2015
Mi chica revolucionaria
Amar es transformarse, transformar al otro y con ello al mundo que nos
rodea. El amor es una forma de resistencia, un modo de plantar cara a
las injusticias, es luchar por un mundo distinto, mejor. Y, en Mi chica
revolucionaria, Diego Ojeda lucha contra todo porque está enamorado
desde los dedos meñiques de los pies hasta e l revés del alma. Diego
Ojeda es sentimiento desbordante, es afecto desatado. Y precisamente es
ese desajuste entre la utopía del amor que vive en él y la realidad de
este país sumido en crisis y expoliado por sus propios gobernantes,
abonado a corruptelas, ese desfase entre su cariño sin barreras y esta
desdemocracia, esta bancacracia en la que vivimos, lo que da lugar al
tono irónico e incendiario de algunos de los versos de este poemario.
Las chicas revolucionaias andan sueltas, vuelan sin bragas y llevan en
el bolso un libro de poemas.
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