sábado, 30 de mayo de 2015

Ecos urbanos

Es una antología de cuentos dirigidos a lectores jóvenes. El submundo marginal, la crueldad infantil, la muerte, los desafíos, el humor, los conflictos padre-hijo, así como la sensualidad pueblan estos relatos donde el universo juvenil se presenta complejo y contradictorio en la búsqueda de su identidad, en la concreción de sus anhelos y en la impetuosidad que ponen para lograrlos.

Cartier a medianoche (Marcelo Leonart)

El joven protagonista de esta historia debe hacer entrega, a una persona que no conoce, de un dudoso paquete a la medianoche en un sórdido y frío hotel capitalino. A la cita lo acompaña Beatriz, su novia liceana, y como única pertenencia lleva el reloj Cartier que le heredó su abuelo. Sin embargo, se producirá una pelea con el “contacto”, permitiendo a los adolescentes huir con el dinero y disponer de sus destinos.

Por eso me reía (Alejandra Costamagna)


Un joven que asesinó a un carabinero está encarcelado esperando a su condena. Solo lo visitan, por un tiempo, su madre y su novia, la Pelusa. Su padre, un contrabandista, le había hecho entrega del arma cuando él era un niño. El monólogo interior del protagonista irá proporcionando indicios de su vida familiar y visión de mundo. La marginalidad y la falta de referentes va distorsionando el universo de este joven que expresa constantemente a lo largo del relato que el homicidio “le daba risa”.

El pelito Ortague (Luis López-Aliaga)

El narrador recuerda a Pablo Ortague, un compañero del liceo, que era tartamudo crónico y a quien El Terrores, apodo con el que nombraban al profesor de literatura, denigraba para regocijo de toda la clase. Un día Ortague debe recitar Nada de Pezoa Véliz. Su declamación resulta perfecta pero los versos finales los pronuncia mal mereciéndose una calificación insuficiente. La caricatura del profesor y de los acontecimientos narrados, representan lo cruel que puede llegar a ser el universo escolar.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos (Flavia Radrigán)

La narradora rememora los años en que de niña acompañaba a su madre a visitar la tumba de un tío. Era solo una excusa de la madre para encontrarse clandestinamente con su marido quien se refugiaba en el cementerio escapando de la dictadura, aunque luego terminará siendo un detenido-desaparecido. En medio de estos furtivos encuentros la joven conoce a Tomás con quien establecerá su primer contacto amoroso a través de historias y juegos. Este recuerdo casi onírico se presenta ante el lector cargado de dolor y de nostalgia por una infancia perdida y la vivencia de otras ferocidades de la vida.

Invictos (Sergio Gómez)

Motorcito Miranda, el matón de cuarto, desafía a Octavio a descuerarle la boca por haber divulgado el insignificante tamaño de su pene al resto del liceo. El duelo se desarrolla en un descampado con la asistencia de otros liceanos, para luego enfrentarse solos en un zócalo a unos metros de allí. Ambos jóvenes llegan a un acuerdo para no irse de manos y resultar invictos en el reto. Los protagonistas miden su virilidad presionados por el medio, enfrentando constantemente los límites y los riesgos de una rivalidad acérrima.

Crónica urbana (Andrea Jeftanovic)

El narrador de esta historia observa a su vecina tras su ventana, iniciando un juego sensual en el que se tocan sin palparse y se huelen sin olerse, en un meticuloso recorrido por cada parte de sus cuerpos. La fantasía comienza a transformarse cuando el narrador desea concretizarla precisando el nombre de su pareja. Este encuentro en la lejanía aparece como un espejismo, una ilusión, una imagen difusa que se torna concreta en el despliegue de los sentidos para exaltar el cuerpo de ella. La sensualidad del relato fluye minuciosamente deteniéndose en cada una de las formas corpóreas.

Ejército Republicano Irlandés (Alfredo Sepúlveda)


El conflicto político-religioso irlandés es el telón de fondo de esta historia. Tras haber cometido un atentado junto a su padre, el joven narrador recuerda –en el momento en que su progenitor agoniza- cómo ingresó a las filas del IRA. También piensa en el fallecimiento de su madre al estallar una bomba y la relación con Raquel, una muchacha chilena que se instala entre él y su padre al compás de los acordes de U2. Ametralladoras, bombas, atentados y ventas de armas, son los territorios por los que se mueve el joven protagonista.

Manú (Nona Fernández)

La narradora es una niña fallecida en un accidente ciclístico que recorre los rincones de su hogar buscando a su muñeca Manú. Intenta dialogar con su hermana pequeña y establecer un contacto con su madre alcohólica que deambula por una casa descuidada y maloliente. La niña añora los tiempos en que estaban juntas y compartían gratos momentos. La mirada de la niña es aguda para observar la destrucción de su madre y la soledad de su hermana.

http://flamefolders.com/279564

No hay comentarios:

Publicar un comentario